jueves, 26 de septiembre de 2013

A mi familia, con amor.

¿Y tú, a que te dedicas?
¿Cuántas veces me habrán hecho esa pregunta?

No puedo responder "me dedico al hogar" porque sería incorrecto, tampoco "me dedico a educar en casa", porque no es lo único que hago.
Con gran alegría puedo decir "me dedico a mi familia", porque es la ocupación que he elegido: esposo, hijos, casa, educación; todo por mi familia.
No soy perfecta, pero estoy presente, y trabajo cada día para ser mejor, con la ayuda de Dios, pues sin Él nada tendría sentido.
Me dedico a mi familia porque esa es mi vocación, escuché el llamado y lo seguí. Con mis defectos, faltas e imperfecciones, pero dando el cien por ciento, dando hasta que duela, con la conciencia tranquila y el corazón lleno de amor.
No quiero decir que dedicarse a la familia sea tedioso, pero sería falso afirmar que no es desgastante estar trabajando, al límite de capacidades, siete días a la semana. Es un trabajo duro, pero la recompensa es grande, la satisfacción inmensa.


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